La vida tiene paralelismos que la razón no entiende.
Marta Jiménez@radiomarta
Tengo una enorme amiga llamada Itziar Elizondo a la que acaban de nombrar directora de comunicación de Donostia 2016. La vida tiene paralelismos que la razón no entiende. La noticia, aparte de hacerme muy feliz, me ha devuelto la esperanza en las posibilidades de trabajo para personas de 50 años galácticamente preparadas. Verán, en realidad, Itziar es cordovasca. Vivió en Córdoba más de una década, en donde, entre otras cosas, fue jefa de prensa de la Diputación y tuvo una columna en este periódico que ustedes leen.
Ella fue un talento fugado de Euskadi que ahora recupera su ciudad y que nosotros disfrutamos un ratito. Su voz sonó en Córdoba a través de la tertulia de ‘Abierto en domingo’, programa que tuve la fortuna de dirigir durante cuatro años en Radio Córdoba. A las tajantes y feministas opiniones de Itziar siempre le acompañaba su teoría de que existe una invisible conexión fatal norte-sur en este país. Ella, que le ha enseñado a alguien tan hiperlocal como yo lo cortas que pueden ser las distancias, demostró cómo lo emocional es el más eficaz cohesionador territorial. En dicha tertulia coincidió –ay, qué tiempos, ustedes me perdonen- con otro talento fugado, éste de Almodóvar del Río, que ahora disfrutamos en nuestra universidad. El profesor de Derecho Civil Antonio Manuel.
Él, que también es un enorme amigo, es el alma del “Laboratorio jurídico sobre desahucios”, un experimento que ha conseguido que un grupo de alumnos de la Facultad de Derecho de Córdoba presenten en el Congreso once medidas contra los desahucios, “Derecho a la vivienda y a la esperanza”, descubriendo que las soluciones pueden venir desde la calle. Desde que conozco a Antonio Manuel he aprendido que política y ciudadanía están unidas. Con esta última experiencia he asimilado algo más: que solo la educación activa puede formar a ciudadanos libres y responsables, y que desde la Universidad –pública- también se puede cambiar el mundo. Ya se habrán dado cuenta de que esta columna más que para alabarlos es para fardar de amigos.