Alvaro también desapareció, joven, hace pocos días. Y escucharlo siempre será revivirlo.
Respirar. Expresar, leo sobreimpresionado en la pantalla mientras él toca. Su nombre es Alvaro Fernández y su voz estaba en las cuerdas de un violonchelo. Para muchos, ha sido uno de los más grandes músicos que ha dado la ciudad en la contemporaneidad. Un genio. Escribo estas líneas escuchando su felicidad. Una pieza titulada Feliz 2012 en YouTube (que en realidad es la Allemanda de la primera suite de Bach) que grabó en el Cuartillo de Melody y que se puede ver y escuchar en el canal online –¡búsquenla!– al igual que algún paisaje sonoro de un trabajo maravilloso e improvisado, Volviendo a nacer , que, inexplicablemente, ha desaparecido de Spotify y de iTunes. Alvaro también desapareció, joven, hace pocos días. Y escucharlo siempre será revivirlo.