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Benito Zambrano: “Si fuese por talento, éstas serían las montañas de Hollywood”

El cineasta lebrijano, en época de barbecho entre cosecha y cosecha, repasa su obra, nos habla de cine andaluz y de su proceso creativo

Marta JiménezMarta Jiménez|Posadas

Ana VázquezAna Vázquez|Posadas



Benito Zambrano come jamón serrano y almendras acompañado por un botellín de cerveza mientras charlamos. Se encuentra en su temporada de barbecho, ésa en la que tras una cosecha vuelve a arar la tierra para tirar semillas y ver qué frutos dan.
Una época en la que deja claro que siente que no tiene nada que decir, por mucho que haya accedido a hablar con CineAndCine. Para él, la sincronización de plantación y cosecha es una decisión crítica, como el escribir y rodar.

Consciente de que una cosecha más temprana puede dar lugar a una producción más pobre en calidad, el director de ‘Solas’ trabaja tranquilo en la sierra de Madrid y preferirá recolectar con las manos, tocando la tierra, que con maquinaria pesada cuando llegue la hora de rodar. Así lo ha hecho siempre, en sus tres películas (‘Solas’, ‘Habana Blues’ y ‘La voz dormida’) y en su mini serie ‘Padre coraje’.
Le pillamos en un pequeño pueblo andaluz, en Posadas (Córdoba), donde a principios de octubre recibió un homenaje por toda su trayectoria en una noche agropop en la que reivindicó orgulloso su condición de “cateto” junto a sus amigos de Los Palacios (Sevilla) Pepe y Álvaro Begines, componentes de ‘Los Chanclas’. Lo encontramos con el relax que le otorga no estar promocionando una película y, sobre todo, oler el campo cerca. Entre bocado y bocado, hablamos tanto de su cine como del cine andaluz. “Es que en estas cosas no sé si luego tendré tiempo de cenar”, se excusa.

¿No eres muy joven para recibir homenajes a toda tu trayectoria?

Son los daños colaterales. Es lo que tiene esto, es bonito y mejor un reconocimiento a que te peguen una patada. Al principio decía “esperad a que haga cinco películas”, pero ya después era tanta gente la que te quiere premiar que llega un momento en que lo aceptas. Para mí siempre depende en qué momento llega. Si es el año en el que promocionas tu película y vas de festivales, pues ese año te pones el traje de fiesta y ayudas a promocionar tu película. Una vez que pasa eso, vuelves a tu vida porque has recogido la cosecha y ahora hay que arar el campo para volver a sembrar. En esa etapa prefiero que ni me llamen porque ya no tengo nada que contar y me he hartado de hablar. Pero al quinto que te llama ya no tienes fuerza para decirle que no. Yo prefiero que le den homenajes a otra gente y estar tranquilo. Pero forma parte de todo esto. Aunque me encantaría hacer una película y desaparecer, como Terrence Malick.

¿En qué andas ahora?

No lo puedo contar.

¿Dirigir a Antonio Canales en un monólogo teatral?

¿Dónde has leído tú eso?

En una entrevista a Antonio Canales, que hablaba del proyecto, algo llamado ‘Profecía’…

Me encantaría hacer una película y desaparecer, como Terrence Malick .
Hablamos hace tiempo pero no hemos vuelto a hablar del tema. Un día nos conocimos, él quería hacer algo y solo hablamos. Quedó en el aire. Él a lo mejor lo tiene como proyecto pero nosotros sólo lo hablamos. En cuanto a película, tengo el terreno en barbecho y tiro semillas de aquí a allá. Por eso no puedo hablar de nada.

Pero seguro que no paras de escribir…

Yo no paro de pensar y escribo un montón de cosas. He estado tanteando. También te llegan proyectos, la gente te pregunta…vamos, que no he estado cruzado de brazos. Pero no tengo nada que decir.

¿Por qué pasa tanto tiempo entre tus cosechas?

Bueno, no hay que poner excusas: porque soy muy torpe y muy lento. Doy para lo que doy y llego hasta donde llego. Le doy muchas vueltas a las cosas. Después, los proyectos que me han llegado no me han interesado.

¿Qué tiene que tener un guión para que te llegue, es algo más emocional o más técnico?

Esto es casi como enamorase. Algo te tiene que golpear muy dentro. En mi caso, no es algo que yo pueda hacer así como así, es algo que necesito creerme. Puedo rodar publicidad pero para una película, la tengo que sentir. Y últimamente no me ha pasado eso.

Y el hecho de que tu última película esté basada en una novela (‘La voz dormida’ de Dulce Chacón) ¿hace que te apetezca más escribir una historia propia?

No porque yo me adapto. ‘La voz dormida’ la sentía muy mía porque pude explayarme. Hice todo lo que quise hacer. Si encontrara otra novela igual, que yo sienta, la haría. Son muchos años de tu vida los que les dedicas a una película y tiene que golpearte muy fuerte, intuir que se puede hacer y quedar bien.

¿Llegaste a conocer a Pepita Patiño, el personaje real en que se inspira ‘La voz dormida’?

No. Vinieron a Córdoba Inma (Cuesta) y María (León) y la conocieron pero yo no quise molestar. En su momento, hablamos del tema porque yo había conocido a mujeres mayores que de jóvenes habían estado presas. A algunas las entrevisté durante días y me sirvieron mucho sus testimonios pero no para construir el personaje, porque no tiene nada que ver una mujer de 80 con una de 20. En el caso de Pepita tenía la fuente del libro, así que preferí no hablar con ella para poder construir el personaje de esa niña divertida, inocentona, fresca, de ojos imposibles. Yo quería ver a esa niña no a una mujer mayor.

Si sólo dependiera del talento ¿tendríamos una gran industria del cine en Andalucía?

Por supuesto. Si fuera sólo por eso, vamos, éstas serían las montañas de Hollywood. Pero no tenemos industria en un montón de cosas. Somos una región subdesarrollada en todo lo que se refiere a tecnología. Tuvimos una oportunidad para hacer de Almería Los Ángeles de Europa y no fue. El cine es una industria de avanzada tecnología y aquí no hay empresas.

¿Y quién es más culpable, los empresarios (del cine) o los políticos?

Se trata de una cuestión histórica. Nosotros, ¿qué empresas tecnológicas hemos tenido hasta hace 30 ó 40 años? Después, España no es un país tan grande para que pueda tener muchos polígonos industriales de lo mismo. No se puede tener un sector industrial en Andalucía tan potente como en Madrid. En Cataluña y en el País Vasco es distinto porque es un asunto político así que, ¿por qué no tenemos aquí los políticos que tienen allí? Eso sería extensible a todos los niveles.

Si hubiéramos tenido la historia política de Cataluña y País Vasco, Andalucía hubiera sido otra historia en todos los sectores. ¿Quién se va a meter a productor en una región como esta? Todos están en Madrid o Barcelona porque es muy difícil sostener una industria como tal en varios sitios. De hecho, hasta montones de directores vascos y catalanes están en Madrid. Julio Medem está en Los Ángeles, pero en Madrid están Montxo (Armendáriz), Juanma Bajo Ulloa, Alex de la Iglesia…

¿Crees que si en estos 30 años de democracia Andalucía hubiera apostado por ser una tierra de cine esto sería otra historia?

Es pedirle demasiado a los políticos. Demasiada capacidad de visión. En Andalucía hubo algo, se perdió, se hicieron algunas películas, se perdieron la subvenciones, se perdió todo y la gente se fue a buscarse la vida. Pero sí que la Junta tenía becas para formación, yo tuve una para estudiar en Cuba. Pero no había ayudas a la producción ni nada. Antonio Pérez, por ejemplo, hizo ‘Belmonte’ sin contar con apoyo andaluz y después surgió ‘Solas’ sin ningún apoyo tampoco. Bueno, tuvo una ayuda del ICAA de Nuevos Realizadores y Canal Sur no recuerdo si entró pero muy poquito, más por insistencia de Antonio que por otra cosa. Cuando ‘Solas’ se convirtió en un boom dimos mucho la lata cuando nos ponían un micrófono delante. Ahí empezaron las reuniones con el sector. Recuerdo una con el presidente Chaves y la entonces Consejera de Cultura, Carmen Calvo, en la que estaban Pilar Távora, Josefina Molina, Miguel Hermoso… directores andaluces que planteábamos nuestras reivindicaciones.

Una buena historia es casi como enamorase. Algo te tiene que golpear muy dentro.

Pues muchos años después a Fernando Franco, tras ganar el premio Especial del Jurado y el de la mejor actriz para Marian Álvarez en San Sebastián por ‘La Herida’, le ha pasado igual. Que no ha conseguido una sola ayuda de su tierra…

¿La Concha de Plata y el Premio especial del jurado? No lo sabía. Impresionante, ¿no?

 

¿En un momento como éste se podría haber producido el éxito de ‘Solas’? ¿Hubiera estado la película el suficiente tiempo en cartel para que funcionara el boca a boca?

Bueno, no fue exactamente así. Eso fue importante para la taquilla pero el fenómeno ‘Solas’ ocurrió primero en el festival de Berlín y después se habló mucho de ella en todos los foros porque en aquel momento, aunque yo no hice una película de malos tratos, era un tema del que empezaba a hablarse mucho y le pilló un momento muy interesante. Se habló mucho de ella y el boca a boca fue muy bueno.

Ahora mismo, aunque el boca a boca sea maravilloso, la gente no está yendo al cine. En aquella época aún existía el VHS e Internet no había llegado. Con ‘La voz dormida’, que fue mucha menos gente al cine, el boca boca no era malo. Nadie salía del cine diciendo cosas negativas de la película. Le pilló un momento político previo a las elecciones. El día antes del estreno ETA anunció que abandonaba las armas… había tantos elementos mediáticos y la crisis empezaba a golpear que la gente no quería historias tristes.

¿Has pensado muchas veces en cómo hubiera sido ‘Solas’ con las primeras actrices que pensaste como protagonistas, Pilar Bardem y María Barranco?

(Risas) No, no le he pensado. Obviamente, Pilar Bardem tiene un carácter, como todos lo tenemos, lo que se dice un personaje. Hay veces que el personaje del actor tiene muy buena simbiosis con el personaje que le toca interpretar. El personaje que representa Pilar Bardem y el que representa María Galiana son dos polos opuestos. Igual que María Barranco y Ana Fernández. Hubiese sido algo muy diferente. La ternura que desprende el personaje de María, incluso desde el punto de vista fisonómico, hubiera sido difícil encontrarla con Pilar Bardem. Hubiese sido otra película con ellas, otra cosa. Es como si compones una canción y la cantan dos cantantes diferentes y los resultados son distintos, ni mejor ni peor.

¿Tienes un sexto sentido para encontrar a tus actores? (Benito descubrió para el gran público a Antonio de la Torre, Macarena Gómez, María Galiana o María León)

Yo no tengo un sexto sentido. Le doy muchas vueltas, eso es todo. La primera vez que vi a Ana Fernández en una prueba para ‘Solas’ le dije a Antonio Pérez que no porque era muy guapa. María Galiana tampoco era el perfil de personaje que yo buscaba y también dije que no. Ya después me di cuenta y tras ‘Solas’ me trabajo mucho este tema. En esa primera película trabajé solo, sin un director de casting y después en ‘Padre coraje’ trabajé con Laura Cepeda y aprendí a hacer un casting. Me paso horas y horas viendo el material y eso no es tener un sexto sentido sino trabajar.

¿Hubo un antes y un después para los actores y actrices andaluces de ‘Padre Coraje’?

Fue un hito y presumo de eso. Cuando hicimos la serie estaba envalentonado porque ya había hecho ‘Solas’ y pedí que me dejaran hacerla como yo quería porque yo no sé hacer las cosas de veinte modos diferentes. Además, como la historia era muy andaluza, ocurría en Jerez, a treinta kilómetros de Lebrija y yo quería seguir investigando en el mundo andaluz de los dramas, quería que los actores fueran realmente andaluces. Un actor de Madrid no podía hacer del Maquea y pedí que me dejaran trabajar por ahí. En aquel momento había un montón de actores andaluces buenísimos como Juan Diego, pero los directores andaluces hasta ese momento pensaban que cuanto menos se notase que eras andaluz, mejor. Entonces yo les pedí que me dejaran utilizar nuestro acento para que la historia tuviera más sabor. Ese fue mi acto más valiente, y también fueron valientes los productores y Antena 3 que aceptó.

Entonces abrimos un casting para actores andaluces y ocurrió una cosa maravillosa, que se abrió la cantera. Desde Fernando Tejero, que hacía una figuración especial, a José Luis García Pérez, Antonio de la Torre, Julián Villagrán, Macarena Gómez, Vicente Romero…Quitando a Juan Diego, todos los demás, que ahora son grandes actores, salieron de ‘Padre coraje’. Había un potencial ahí, igual que lo hay en el mundo de los técnicos, pero hace falta algo que lo descubra.

Pero detrás de todo eso había un trabajo de muchos de años en Andalucía, no fue algo que salió de la nada…

No, claro, cuando surgió ‘Solas’ ya estaban ahí Alberto Rodríguez y Santi Amodeo con ‘El factor Pilgrim’, un grupo de gente que hacía cortos, muchos en la parrilla de salida esperando salir. Si tuviéramos un sector industrial más potente, la cosa habría sido aún mejor.

¿Y eres optimista respecto a esa cosecha del cine andaluz a la que tú también perteneces o crees que se la dejará morir?

Pesimista por el momento que vivimos, sí. Todo nos va a afectar mucho y no vamos a crecer. A ver cómo nos sostenemos. Esto no quiere decir que no haya gente que no apueste. Hollywood lleva 100 años creando su industria, en épocas buenas y épocas malas. La cultura es la cultura pero nosotros venimos con muchos factores diferentes. La derecha se define en un lado de la cultura muy determinado y la izquierda en otro, porque la cultura siempre ha sido una avanzadilla ideológica, algo nuevo, irreverente…y aquí que siempre se ha estado chocando la cultura ha salido mal parada. Y esa es nuestra España.

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