El documental ‘Elio Berhanyer, maestro del diseño’, dirigido por el exdirector del Festival de San Sebastián, se podrá ver el domingo en la 2 de TVE
Marta Jiménez@radiomarta
¿Qué sabías de Elio Berhanyer cuando te incorporaste al proyecto?
No conocía a la persona, solo sabía quien era. Su historia es tremenda y todo ha sido muy fácil porque es un tipo muy cordial. Había un amigo común que fomentó este documental, el diseñador (de figurines de teatro y de cine) Elio Moreno, que aseguró que yo me iba a llevar muy mal con Elio, que no le iba a gustar nada.
¿Y eso por qué?
No lo sé, nunca me lo dijo, pero ocurrió todo lo contrario. Cuando nos encontramos, antes de hacer la macroentrevista que es la base del documental, con la visión de su trabajo y de su vida, fue ver a Elio y sentir por él inmediatamente algo especial. Me pareció un hombre entrañable y alguien que se buscaba a sí mismo a una edad provecta. Tuvo un origen muy duro y obtuvo la gloria, la fama, el dinero, ganó y perdió y tiene una historia en zig-zag muy interesante. Y ahora cuando es mayor ha vuelto a su propio origen de nuevo, intelectual y afectivamente, y en ese sentido está reencontrándose a sí mismo. Viene de una ambiente miserable, fue analfabeto hasta los 14 años y luego alcanzó la fama. No sé si ltodo esto o hizo desclasarse pero de alguna manera sí cambiar de clase. Y ahora que se siente mayor, está un poco sordo, bastante ciego es el momento en el que revisita su infancia, con la figura de su padre que para él es legendaria. En ese momento le hemos pillado a la hora de hacer el documental.
¿Cuál es tu relación con el mundo de la moda?
¿La historia de una época de España se puede contar a partir de los diseños de Elio?
Parte de la historia sí, pero como la de cualquier ser humano. Él hizo los uniformes de Iberia pero también había otros uniformes. El suyo fue un hito porque ganó un concurso tres veces seguidas. La primera fue a dedo pero las otras no. La historia de cualquier país se refleja a partir de cualquier cosa y no creo que Elio Berhanyer fuera emblemático a la hora de definir la historia de España. Sí de una clase social, porque antes de llegar al Prêt-à-porter, que fue uno de los pocos grandes diseñadores que se apuntaron al Prêt-à-porter, él trabajaba para la alta burguesía y para la aristocracia y no para el resto de la humanidad. Su reflejo está ahí, en las ricas tejanas que estaban casadas con magnates del petróleo, artistas famosas…un sector de la sociedad española muy concreto. Luego el Prêt-à-porter se popularizó y tuvo acceso a las clases medias e incluso a las bajas.
¿Elio ha intentado dirigirte o confiaba en ti llevando las riendas del documental?
Estaba confiado y nunca tuve la sensación de que quisiera conducir la historia. Creo que se abrió de piernas y de brazos en un acto de confianza. Ha ayudado mucho y lamentablemente no es un tipo que haya conservado cosas. Es un hombre que ha tenido de todo y lo ha ido perdiendo o dejando, y me sorprendió muchísimo que no tuviese documentación ni fotos, solo algunos álbumes de algunos periódicos. No es un tipo conservador en ese sentido y tiene un ayudante extraordinario, Antonio Bravo, que es cuñado suyo, que es quien ha tratado de recopilar material para recomponer la historia de Elio, pero él no tiene apego a las cosas. Y en ese sentido no nos ha podido ayudar porque no tiene ni fotos de su mujer, sus hijos o su madre. Pero ha estado apegado completamente.
Pero habría cosas que él preferiría contar
Desde luego, y te las contaba aunque no se le preguntara. Pero eso pasa con todo el mundo, que intenta llevarte a su terreno.
Entre todos los que desfilan por el documental aportando testimonios sobre la vida de Elio, ¿su amigo Antonio Gala se lleva la palma?
Allí fue la segunda unidad
¿Tú no bajaste al sur?
No he podido. Pero estaban muy marcados desde aquí, aunque luego no me hicieron ningún caso (risas). En Sevilla rodaron en la exposición de las santas de Zurbarán y en Córdoba en los lugares donde nació y creció Elio, de los que ya no hay referencias porque no se parecen en nada a su infancia, lógicamente. De niño se fue a vivir a Pozoblanco huyendo de la familia, aunque la historia es muy confusa. La madre se quedó sola con dos hijos y repudiada por la familia porque su marido había sido rojo y fusilado. Volvió a casarse y a Elio no le gustó y se fue con su tía a Pozoblanco, quien le maltrataba. Un tío suyo le hizo cuidar cabras en el campo y de ahí se fue a Sevilla solo a ganarse la vida. Lo acogió una familia de judíos pero muchos días dormía en la calle. Trabajó en una obra, en una lechería, de donde le echaron por comerse una torta de Inés Rosales..es todo muy sórdido, muy de neorrealismo italiano, pero es algo muy frecuente en aquellos años. Después entró de botones en una editorial que hacía revistas y como no tenían dinero para mandar corresponsales a los desfiles de moda de Nueva York, París o Londres, él comenzó a dibujar los trajecitos fingiendo que eso era lo que había desfilado en las pasarelas. Ahí empezó todo.
¿Ya sabía leer y escribir entonces?
No del todo. Lo que sí sabía era dibujar, eso siempre le gustó. Se puso enfermo el dibujante de la editorial y le dijeron “venga niño ponte ahí” y nunca más volvió el dibujante aunque el siguió cobrando siempre el sueldo de botones. Hasta que topó con Margarita Lozano, que hacía sus pinitos como actriz y también trabajaba en esta revista, “Estela” se llamaba, y ella fue la que le empezó a apoyar y a llevarlo a desfiles de moda que él veía por primera vez. Ella también lo metió en el teatro y la primera obra que dirigió Miguel Narros con margarita Lozano como actriz, Elio hizo los diseños del vestuario. Eso fue una cadena que le llevó al máximo esplendor profesional quedándose en España. Porque uno de los mayores méritos que él tiene con respecto a Balenciaga, por ejemplo, es que se quedó aquí mientras la cuna de lo que hacía estaba en Paris.
¿No quiso o no pudo marcharse?
No quiso. Balenciaga le propuso que se fuera cuando él hacia sus primeros desfiles y le dijo “vente conmigo y aprenderás a coser botones” porque Elio no es modisto, no sabe coser y Balenciaga sí, pero él era diseñador. Él no quiso porque en España le empezaba a ir bien. Todo esto está sintetizado en el documental porque una imagen vale más que mil palabras.