La versión original en el cine, inexistente en la televisión, continua teniendo cuotas muy bajas de espectadores en Andalucía.
El acento latino de Javier Bardem o Penélope Cruz volvió a ser objeto de burla, esta vez en la gala de los Oscar, donde el presentador, Seth MacFarlane, bromeó sobre el dominio del inglés de los actores hipanohablantes a quienes “no se les entiende pero son muy atractivos”. Tal vez si Javier o Penélope hubieran crecido viendo cine y televisión en versión original en la España de los años 70, como sí tuvieron la oportunidad de experimentar otros muchos actores de habla extranjera de su misma generación, el acento inglés de la pareja española sería más accesible para sus colegas americanos. La anécdota indica una laguna más profunda: el déficit que supone la inexistencia del bilingüismo como pauta educativa en España desde hace varias generaciones. Que un 63% de los españoles, según un barómetro del CIS de 2010, no hable ni entienda un idioma extranjero es algo de lo que no es culpable ni el cine ni la televisión, aunque sea un hecho que en Europa hablen más lenguas y mejor quienes ven películas y tele sin doblaje.
En nuestro país son muy pocos los que escogen ver una película en versión original subtitulada en el cine, menos de un 3%, aunque tampoco hay muchas salas -y aun menos en las ciudades pequeñas y medianas- que ofrezcan esta posibilidad. El doblaje en España se impuso durante el franquismo, en los años 40, y curiosamente es en los países con antecedentes fascistas como Italia y Alemania aparte del nuestro, donde más contenidos audiovisuales se doblan. “Se tiene que avanzar” decía el actor Viggo Mortensen hace unos meses hablando del asunto en la Cadena SER, “es una costumbre rara y se pierde mucho”. Tan rara que normalmente y por contrato no se permite a los actores de nuestra lengua doblarse a sí mismos al castellano cuando hacen una película en otro idioma porque su voz suele chocar con el registro de los actores de doblaje. La prueba está en el mismo Mortensen y su autodoblaje en “Un crimen perfecto” (Andrew Davis, 1998).
Andalucía es la segunda región española con más salas de cine, un total de 703, solo superada por Cataluña (760) y por delante de Madrid, donde hay 547 salas, según datos de 2011 y con cifras que cambian cada día. Sevilla con cinco salas de VO; Granada con algunas sesiones sin doblar en salas de dos de sus multicines; y Málaga con proyecciones en versión original subtitulada en salas de casi todos sus complejos de la capital y de la costa, debido fundamentalmente a la amplia presencia de población extranjera, son las únicas provincias andaluzas en donde podemos escuchar la voz original de los actores dentro del circuito comercial. Y eso ocurre en una comunidad en donde sus dos presidentes de la democracia se declaran cinéfilos y amantes de del cine en VOS, y que ve envejecer a los espectadores que prefieren las películas no dobladas. El origen de este hábito cultural entre un pequeño sector de la población más mayor bien podría estar en los cineclubs que proliferaron en los años finales del franquismo por toda Andalucía, muchos adscritos a las universidades, y que perduraron aquí más que en otras comunidades. Para Ramón Benítez, técnico de la Filmoteca de Andalucía, estos espacios de arte y ensayo “fueron un motor para potenciar la versión original”.
La Filmoteca andaluza, con salas en Almería, Córdoba, Granada y Sevilla, lidera el circuito cultural de cine en nuestra comunidad. Ante la escasez de salas en VO en Andalucía, la Filmoteca cubre esa parcela proyectando películas que de otra manera no se podrían ver sin doblar en pantalla grande o que directamente no se estrenan en las salas comerciales. “Estaría muy bien que ciertos títulos se programaran en versión original subtitulada en los cines comerciales” afirma Benítez, “nos harían un favor y así la Filmoteca no tendría tan condicionada su programación y podría proyectar películas menos comerciales, ya que su parámetro es cultural”. Por ejemplo, una vez que se agote su vida en los cines, la Filmoteca programará ‘Amour’, de Michael Haneke, que ahora mismo tan solo puede disfrutarse en VO con subtítulos en dos salas andaluzas. Para el técnico de la Filmoteca debe existir cierta estabilidad en la programación de películas en su idioma para fidelizar al espectador porque “¿cuándo creas el hábito, qué haces?”, se pregunta. “Los cines comerciales deberían coger el testigo y dejar una sala o ciertas sesiones para la VOS”. Un buen ejemplo de cine comercial con proyección cultural es el Albéniz de Málaga, con proyecciones en original, filmoteca donde pasan cine clásico y variedad en la oferta siempre con películas no dobladas.
Y es que otro de los enemigos que posee el cine en versión original en España es el del falso mito de que es cine de arte y ensayo “y se asocia con cine aburrido para la mayoría”, destaca el técnico de la Filmoteca. Pero por desgracias, suele ser más habitual programar en VO películas pequeñas y de autor antes que las dirigidas al gran público como la saga ‘Crepúsculo’ o ‘El Hobbit’, ya que existe el prejuicio de que el público de la versión original es más culto. Aunque aun nadie sabe qué ocurriría si los más jóvenes tuvieran la capacidad de elegir películas en su idioma original entre el cine mayoritario, porque quien se acostumbra a escuchar la voz original de los actores, algo que tiene mucho que ver con su trabajo interpretativo, ya no vuelve atrás. La minoría que lo hace tampoco se deja notar en los videoclubs. Catina, que lleva muchos años atendiendo a los clientes del videoclub Fuentes Guerra de Córdoba, un local clásico de la ciudad, asegura que cuesta mucho que el público alquile películas que solo están en versión original. “Recientemente me ha ocurrido con ‘The Turin horse’ (de Béla Tarr), que solo la ofrecemos en versión original y la gente se queja. No estamos acostumbrados a ver cine sin doblar y alquilar estas películas cuesta mucho más trabajo. Me consta que algunos clientes sí lo ven todo en original, pero son los menos”, explica.
Crear hábitos culturales nunca fue fácil. Requiere tiempo, paciencia y creatividad, pero la educación suele funcionar y acaba produciendo una demanda, en este caso de películas en VOS. La unión del cine con la televisión con el objetivo de un mayor consumo de productos audiovisuales en versión original sería clave. Internet, como no, está cambiando mucho las cosas y ha normalizado entre los más jóvenes el inglés en su vida cotidiana. La copia digital, instalada ya en casi todos los cines, también da opciones y facilitaría las sesiones de una misma película tanto en versión original como doblada. Por último, este escenario de crisis que lo está cambiando todo también podría afectar al asunto que tratamos, ya que el doblaje de una película cuesta alrededor de 40.000 euros y si algo tiene peso en nuestros días son los recortes. En todos los ámbitos. Así que no habría mal que por bien no viniera.