She’s not coming home tonight (ella no volverá a casa esta noche). Estas fueron las primeras palabras entonadas por la expresiva voz de Russian Red en Córdoba. Esa noche, la del sábado, dormiría en la ciudad en la que hace tres años grabó su primer y exitoso disco, I love your glasses. Por aquel entonces, amaba técnicamente las gafas de Fernando Vacas y callejeaba por el Juramento sin ni siquiera saber que existía el teatro que la acogió en el Festival de la Guitarra. Tras romper con el sello cordobés Eureka -demasiado pequeño para un tsunami Indie como ella- pasó del amor al odio de unos pocos y a brillar de éxito hasta su segundo disco, “Fuerteventura”, que adora por encima del primero. Como decía ese primer tema del concierto “The memory is cruel”.
Mientras, en la platea se le caía la baba al público más rejuvenecido del Festival en años, Placebo mediante. Había flequillos, gafas de pasta, Converses y deseo de minis de cerveza. La pluscuamperfecta RR apareció vestida de azul PP bajo un luminoso de color pintalabios en mitad de un cabaret pop. A su delicada voz la acompañaban cuatro músicos jóvenes, preparados y vestidos de boda vintage, que también lo dieron todo en los coros.
El resultado: Sonido retro muy elaborado. Estética de los 50. Detalles sonoros impecables y preciosistas. Calor y color en los gorgoritos de una cantante que le da una vuelta de tuerca a la chica folkie y lánguida de toda la vida. Belle & Sebastian flotando en el ambiente gracias a su productor, Tony Doogan, que le ha quitado varios gramos de punto naif. Y una cantante pijaindie curtida en colegios bilingües y festivales, de la que mola más lo que hace que lo que dice, y que acabará siendo la reina de nuestras chicas con guitarra.
Del segundo disco sonaron sus once canciones, incluida la que hace bailar a la isla Canaria. “Everyday everynight” con su aire country soñador; la atractiva “Nick Drake”; esa que pasa de la oscuridad a la luz llamada “The sun, The trees” o la maravillosa “January 14th”, que va sobre patines. Del primer disco renovó “Take me home” y le dio a los “Cigarettes”. Lo inesperado fue escucharla en castellano con una versión nada más y nada menos que de The Magnetic Fields. Y de propina, la canción inédita compuesta para el día de la música, “Conquer the world”.
Hora y cuarto después, su dulzura prometedora y su adictivo concierto nos ratificaron que Russian Red no merece ser quemada en ninguna hoguera por pensar lo que le venga en gana. Dice que su vida cambiará de verdad cuando sea madre ¿Por qué eso jamás lo diría un cantante de su edad? Es un alivio que ante tanta perfección nadie lo sea en realidad.