El grupo sevillano O Sister! |
Sin ánimo de hacer rabiar a quien se lo perdió, qué concierto, señores. Espectacular. Un paseo por un pedazo de la historia musical del siglo XX lleno de talento, espontánea profesionalidad y humilde perfeccionismo con un grupo de aquí –Sevilla– y de ahora, capaz de meter a la sala central del Góngora en la máquina del tiempo y con un silbido teletransportarnos a la Norteamérica de los años 20 y 30. Su nombre se exclama: O Sister! y escuchándolos se entiende el sentido de la música alegre en época de grandes depresiones.
Con ellos hay que olvidarse de la palabra revival. Se trata de otra dimensión: músicos de conservatorio llenos de swing, con un inglés curtido fuera de España y un repertorio muy trabajado que se mueve por el jazz loco, alegre y divertido anterior a los años 40, justo cuando esta música dejó de ser una fiesta. Por la era del jazz viajan estos arqueólogos de la música desempolvando canciones de tres minutos y llenándolas de gorgoritos con el asombroso fundido melódico de sus tres gargantas.
Marcos, Paula y Helena no necesitan trompetas ni saxos, cualquier instrumento de viento sale de ellos. Sí que se acompañan de batería, contrabajo y guitarra para un concierto que comienza dedicado al blues y a los orígenes del jazz en una parte más sureña. Que tiene en medio un maravilloso punto de inflexión sin micros al calor de la escalera y el ukelele en su hit Dream a little dream of me y Rainy days , con percusión sobre un paraguas. Y tras este momentazo llega el segundo acto dedicado a la ciudad de Nueva York, a los musicales de Broadway y a los años del swing.
Aunque ni siquiera haya paridad, O Sister! es un grupo de chicas. Se nota que ellas son el alma, el carisma y la gracia del grupo, no en vano su inspiración son The Boswell Sister el primer girl group de la historia de la música y favoritas de la mismísima Ella Fitzgerald. De este modo, con un vestuario copiado de los fabulososlooks de la época y una puesta en escena acorde con esas canciones que parecen salir de una preciosa radio de madera, el grupo desprendió tanta la vitalidad y tal buen rollo que el Teatro Góngora acabó convertido en un garito de gente bailando. Hasta tuvieron bulla en la puerta de tantos que querían comprar su CD tras el concierto. Porque las depresiones son menos depresiones con música como ésta. Canciones para gente muy antigua y para gente muy moderna.