Si dividimos el trágico saco de personas desempleadas en España en cuatro partes, el resultado será que una de ellas la conforman exclusivamente parados andaluces. Si fraccionamos imaginariamente el territorio español en cuatro pedazos y asignamos uno a este drama, la ilustrativa imagen hará que se nos caiga el alma a los pies. Y eso que solo en 2010 más de 21 millones de turistas disfrutaron del sur y elevaron a Andalucía como primer destino de turismo nacional y una de las zonas más atractivas para el turismo internacional. Más que un sector, el turismo es una industria en esta tierra y como tal, está lleno de monopolios, injusticias y zonas oscuras. La historia de nuestra vida.
Si alguien recién licenciado en Turismo quisiera ejercer como guía turístico en su ciudad andaluza, necesitaría un carnet que expide la Junta una vez superadas las obligatorias pruebas que incluyen conocimientos patrimoniales y dos idiomas aparte del castellano. El decreto que lo regula tiene fecha de 2002 pero estas pruebas no se convocan en Andalucía desde ¡finales de los años 90!. ¿Por qué? Silencio y oscuridad. Que conste que no son oposiciones, sino una validación para trabajadores autónomos. El pasaporte para que empresas jóvenes y creativas diseñen otros itinerarios, realicen paseos más culturales que turísticos y rejuvenezcan a su ciudad contándola de mil maneras distintas a las de uno profesionales guías que llevan haciéndolo toda la vida.
Y como no, en Córdoba se riza el rizo con la Mezquita, que sólo se permite explicarla a medio centenar de guías con carnet expedido por el Cabildo de la forma más subjetiva, habiendo acreditando ser residentes en la ciudad y casi tener limpieza de sangre. Algo tan exclusivo que hasta hay que tener cuidado si se hace de guía con la familia porque nos las veremos o con la seguridad o con uno de estos guías colérico. Dudo que exista otra tierra tan rica y tan llena de pobreza. Por cosas así el trágico saco cada día es más grande.