La instalación Duende, que reinaba en el patio de la Posada del Potro como la gran ganadora del primer Festival Flora, contaba entre sus flores con unas cuantas llamadas gloriosas. Provenientes del sur de África y del sur de Asia, estas flores raras pertenecen a la familia de los lirios. En el lenguaje victoriano de las flores, en el que una ha vuelto a creer tras este otoño de patios en flor de floristas, el significado de estas gloriosas viene a ser: «ardo de amor por ti». Algo así como lo que el mecenas de esta cita internacional y exitosa, Jianping Fu, afirmó sentir por la ciudad y por sus patios la primera vez que se cruzó con ellos.
Como ya conoce toda la opinión pública, al señor Fu como a doña Rosita le va el lenguaje de las flores. Propietario de la cadena luxury Zizai Hotels, este empresario se encuentra a años luz de cualquier hostelero local, ya sea de Hostetur, de Córdoba Apetece o de los que van por libre sin el paraguas de la patronal. Una distancia que se mide en dos palabras impronunciables con acento cordobés: mecenazgo cultural. Y no es cuestión de dinero sino de actitud. Da igual setecientos mil euros que setecientos, de verdad. Con una estrategia inversamente proporcional al pan para hoy y hambre para mañana, Fu ha invertido en algo tan fugaz como las flores para convertirlas en otro hábito cultural. Ha preferido dar en lugar de pedir y quejarse con el fin de hacer ciudad. Porque si quiere que su negocio prospere –la construcción de un cinco estrellas en la calleja de Las Flores– éste lo hará en una ciudad floreciente que cree en la cultura seria o que si no no será. Por eso una no entiende que ¡el PP municipal! dude de las intenciones del proyecto hotelero del empresario ¿Se habrán vuelto anticapis en este mundo al revés?
Lo mejor de Flora, a pesar de su nombre, es el haber reinventado los patios. Conseguir que el espectador reinterprete la naturaleza de una nueva forma en estos espacios tradicionales. El festival ha gritado al mundo que hay vida floral más allá de las gitanillas y los geranios. Flora ha llegado para quedarse gracias, fundamentalmente, a la gente e instituciones de Córdoba que por esta vez, y aunque me cueste horrores hasta pensarlo, hay que calificarlas de gloriosas.