Raúl Midón. Lugar: Teatro Góngora. Día: Lunes, 7 de julio
“Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia”, escribió Mario Vargas Llosa en el discurso de aceptación del Nobel de Literatura. Muy lejos de allí, el multiinstrumentista Raúl Midón –quien comenzó haciendo coros a estrellas como Alejandro Sanz, Julio Iglesias, Shakira o el mismísimo Stevie Wonder– explicó el lunes por la noche en el Teatro Góngora cómo el virtuosismo a la hora de tocar guitarra y bongos a la vez que se canta, además de emular la trompeta con la garganta, es cuestión de repetición. Ella nos hará libres. “No tengo otra cosa que hacer en todo el día”, ironizó en su concierto del Festival de la Guitarra.
Dejando claro que el talento no se tiene, sino que se conquista y que la excelencia es un hábito, la primera actuación del músico norteamericano de origen latino en Córdoba también nos mostró cómo la comodidad es incompatible con la ceguera. Midón suelta el brazo de su asistente en el escenario para abrazarse a su guitarra acústica y entregarse en voz, cuerpo y bongos al público con la luz solar de Sunshine , canción extendida a diez minutos e interrumpida cada par por los aplausos y la pauta de todo el concierto.
Aunque no nació en Detroit, su sonido huele y sabe a Motown (la discográfica con el más renombrado y completo catálogo de la música soul y R&B). Al igual que el Sugar Man Sixto Rodríguez –que sí nació en Detroit– sus orígenes son latinos y su actitud la de batir todas las probabilidades y romper estereotipos.
De este modo y en su rol de hombre orquesta transitamos por sus discos State of Mind, Synthesis e Invisible Chains . También adelantó canciones del próximo, que saldrá en otoño, y que tiene un tema en castellano, Mi amigo cubano coescrito con Bill Withers. Por allí también pasaron Charlie Parker (Yardbird suite ) y los Who (I can see for miles ) planeando por su voz azucarada.
Para muchos, esta es la historia de un descubrimiento, nuestro particular Searching for a sugar man que nunca hubiera ocurrido de no existir el festival. Tal vez la labor más imprescindible de esta cita treintañera si se piensa en los años venideros. Porque las canciones no están pensadas para ser de unos pocos, sino para ser de todos. Una utopía por la que seguramente este músico iluminado por una luz propia de raíces argentinas terminó su concierto con Alfonsina y el mar .