El Festival de la Guitarra se encierra cada año un poquito más debilitando la luz de su mástil
Durante décadas he vivido con entusiasmo cada edición del Festival de la Guitarra y he sentido como ciudadana que lo que en el fondo importaba es lo que no se veía, lo que quedaba en la ciudad, lo que se construía en el imaginario, la sensibilidad de toda la gente que por aquí pasaba. A día de hoy todo eso se ha convertido en rutina. Da la sensación de que el filtro de su programación es salvar los muebles sin más complicación. Lo que importa ya está muy visto, lo que queda y se construye no se renueva y la sensibilidad la dejaron la mayoría de los que pasan por aquí en (algunas) ocasiones anteriores. De seguir así mucho me temo que acabará muriendo el público sin que el festival renueve su platea.
El nulo riesgo casa muy bien con la tipología emocional de esta ciudad, lo que lleva a una irresponsabilidad mayor: la de no crear hábitos culturales entre los más jóvenes en torno a esta cita, salvando al alumnado de los cursos especializados de guitarra. A nivel popular, todo se enfoca hacia los padres y abuelos de las nuevas generaciones. Las principales estrellas de esta edición tenían 65 años de media y a falta de sangre nueva, muchos preferirían pasar a mejor vida habiendo visto a Bowie en La Axerquía o a Tom Waits o a los mismísimos Stones ya puestos, en vez del carrusel de los casi mismos artistas un año tras otro.
En una época en la que miles de festivales surgen cada verano en toda Europa fomentando lo activo y lo creativo para perennizarse, para convertirse en una cita a la que no se puede faltar al menos una vez en la vida, el Festival de la Guitarra de Córdoba se encierra cada año un poquito más debilitando la luz de su mástil. Percibo que cada vez está más lejos de la ciudad viendo cosas como la desidia de que no hubiese una sola referencia al acontecimiento en el concierto de Sting.
¿Propuesta? Redefinir el formato aprovechando lo ganado y acumulado estos últimos años que suponga un avance cualitativo. La cantidad no lo justifica todo.