Conversar largo y tendido con una barcelonesa sin nombrar las palabras procés, autodeterminación, referéndum o lazos amarillos casi parece una utopía. Pero en el caso que nos ocupa es una realidad que ni siquiera se buscó o pactó. Simplemente no surgió en el fluir de una charla mañanera en la plaza de San Agustín con una mujer orgullosa de sentirse “forastera” en cualquier parte. Y es que entre declaración y declaración del juicio, reunión y reunión de la junta electoral y palabras y argumentos cada día más incendiarios, lo que ocurre es la vida.
La arquitecta, urbanista y activista Itziar González Virós (Barcelona, 1967) llegó a Córdoba hace una semana para conocer el Foro por el Derecho a la Ciudad, un parlamento ciudadano, espejo de los que ella misma ha impulsado en su ciudad, que tiene menos de un año de vida en la ciudad de la Mezquita. La arquitecta cordo-milanesa Gaia Redaelli, impulsora del proyecto PAX-Patios de la Axerquía, fue la que puso a Itziar sobre la pista cordobesa. Y la catalana no tardó en venir, pagándoselo de su bolsillo, para escuchar y también alumbrar el camino que viene, en uno de esos actos de coherencia entre la ideología y la acción que tanto escasean. Y es que casi todo está en los detalles.