blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

La voz de Lorca

 

Uno de los grandes misterios sobre la figura del poeta, aparte de desconocer donde fue enterrado su cuerpo, es el no haber escuchado aun su voz

En otoño de 1930 el periodista Rodolfo Gil Benumeya realizó a Federico García Lorca una de las entrevistas más inteligentes e intuitivas de las que se le hicieron nunca al poeta. Federico acaba de llegar a España tras su primer periplo por América – el de Nueva York y Cuba-, y entre otras muchas cosas, Lorca se extendió sobre lo que para él significaba ser granadino y andaluz: “Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío,…del morisco que todos llevamos dentro”.

El mundo lorquiano era y es tan rico como la mismísima España, un universo inagotable en el que siempre hay más que decir y en cuyo fondo convive la alegría con el sufrimiento. Uno de los grandes misterios sobre la figura del poeta, aparte de desconocer donde fue enterrado su cuerpo, es el no haber escuchado aun su voz. Casi nadie sabe hoy cómo era la voz de Lorca. Fue el poeta que más recitó en público, que dio más conferencias, que visitó y charló en radios tanto aquí como en sus ocho meses de éxito en Argentina… y no existe una sola grabación que nos muestre su sugestivo poder de oratoria. O al menos, ninguna que se haya encontrado. Se rumorea que  puede existir un disco con su voz en Buenos Aires, o tal vez sus herederos nos den algún día una sorpresa “desclasificando” un audio, aunque, de ser así, el drama estaría en los pocos que van quedando que pudieran reconocerla.

 Escuchar la voz de alguien a quien las hadas dieron tantos dones –también el de la gracia, el de la conversación y el de la simpatía- me resultaría mucho más simbólico que el hallazgo de sus restos mortales. Así que como ayer se cumplieron 116 años del nacimiento de Lorca, hoy, desde este humilde rincón, brindo con limonada con hierbabuena de junio por escuchar algún día su voz elegante (seguro) expresando alegrías y penas: “¡Que estés alegre!. Hay necesidad de ser alegre, el deber de ser alegre. Te lo digo yo, que estoy pasando por uno de los momentos más tristes y desagradables de mi vida”.

Deja tu comentario

  • (will not be published)

XHTML: Puedes usar estas etiquetas: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>