Sur del primer Mundo. Ciudad Sanitaria. Tras las urgencias del Reina Sofía se alza el Imibic (Instituto Maimónides de Investigación Biomédica), el edificio más colorista y también más moderno de todo el complejo. Allí, apartado del bullicio clínico, se investiga y se piensa con el fin si no de curar, sí de paliar enfermedades y mejorar la calidad de vida de los individuos. En menos de diez años este lugar ya es una referencia internacional.
En la puerta nos recibe, con una sonrisa y un suave acento madrileño que no ha neutralizado ser ciudadana cordobesa desde hace cuatro décadas, Mar Malagón, Catedrática de Biología Celular de la Universidad de Córdoba y Coordinadora del Área de Nutrición, Metabolismo y Neuroendocrinología del Imibic.
Una mujer de ciencia. Una mujer pionera.
Su área de investigación se centra en una de las epidemias contemporáneas de occidente: la obesidad. Para abrir boca nos hace una visita guiada por el estupendo edificio, lleno de jóvenes investigadores que son en su mayoría mujeres. La periodista lleva en su mochila la cantidad de elogios que ha leído sobre esta investigadora mientras se documentaba para la entrevista: “Sabia mujer, lista, astuta e inteligente, cabal y tenaz donde las haya”. El listón de la entrevistada está en la estratosfera.
Dos horas después de conversación y fotografías, descubrimos que nada de eso está reñido con la normalidad y el compromiso a varios niveles. Porque Mar nos ha contado que de 2o17 a 2020 serán años dedicados obesidad y que ella, como científica comprometida con este colectivo cada vez más discriminado espera, junto a sus compañeros de la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad), que haya empresas que fomenten los hábitos saludables a través de actividades, además de crear un libro de estilo para tratar las noticias relacionadas con la obesidad.
La conclusión es que es cierto que si hubiera más mujeres de su perfil personal y profesional en puestos de responsabilidad, a buen seguro que el mundo sería un lugar más llevadero.