En un patio con cine de verano ocurren muchas cosas incluso con el proyector apagado. A la caída de la tarde, cuando se riega el albero, se limpian sillas y mesas y se fríen las patatas para las tortillas de los bocatas de la primera sesión, en el Coliseo de San Andrés suena el canto de los ruiseñores, el rumor de la brisa y el tañer de alguna de las campanas de las iglesias vecinas.
Martín Cañuelo es el hombre del cine en Córdoba. Gerente de Esplendor Cinemas, la empresa de exhibición que gestiona los cuatro cines de verano del casco histórico desde los años ochenta, antes lo fue del mítico Santa Rosa de invierno en su última etapa, aquella que mezcló sabiamente cine de autor con películas comerciales. Una filosofía que sigue marcando la carrera como empresario exhibidor veraniego de Cañuelo.
Coleccionista empedernido, llega a su cita con CORDÓPOLIS en el Coliseo –un cine y teatro abierto durante la II República, en 1935, por la familia Cabrera y joya de la corona de los cines de verano cordobeses- agarrado a un álbum lleno de programas antiguos de cine y teatro en Córdoba conservados con esmero. Gracias a este archivo comprobamos que allí cantó Manolo Caracol, la Niña de la Puebla o Pepe Marchena, “ya que este local alternaba los espectáculos flamencos con las películas y tuvo una gran fama como lugar de flamenco y copla”, cuenta el empresario.
El escenario teatral ahora ha callado en favor de las películas. Filmes variados para todos los públicos de los que de vez en cuando se escapan perlas para los más cinéfilos. “Este fin de semana programamos La vida de Adèle (Palma de Oro en Cannes en 2013) e Ida (filme polaco en blanco y negro que es estreno en Córdoba), avanza orgulloso. Un estimable esfuerzo por mantener lo antiguo como nuevo y lo culto, popular.
PREGUNTA. ¿Cómo es ser vecino de un patio con cine?
RESPUESTA. Cuando Antonio Cabrera construyó esta casa, que además está catalogada por la Junta de Andalucía como una construcción típica andaluza de principios del siglo XX, eran pisos bastante buenos para la época. Él los alquilaba y después pasó a ser de los alquileres que se llaman “de renta antigua”. Aun hay gente que mantiene aquí ese tipo de contrato, que dice que hay que respetar la proyección, mantener las persianas echadas para que no asome la luz, tener macetas y adornarlo bien durante la temporada de verano. La ventaja es que podían acceder al patio para ver las películas.
Aun hay gente que mantiene aquí ese tipo de contrato, que dice que hay que respetar la proyección, mantener las persianas echadas para que no asome la luz, tener macetas y adornarlo bien durante la temporada de verano
P. ¿Y aún se respeta todo eso?
R. Claro, si está en el contrato. Aunque algunos se quejan de todo. Esta era una casa de lujo por muy anticuada que se vea ahora y el cine se publicitaba como “el mejor local de verano de Andalucía” [Martín enseña el anuncio de los años sesenta]. Podría ser uno de los mejores cine de verano de Andalucía y de los más singulares por ser también teatro. La empresa Cabrera tenía cuatro locales en 1947 [enseña el cartel]: El Rinconcito, El duque de Rivas de verano, Cinema España y este en el que estamos. En 1972 se destruyó el Duque de Rivas (en el Bulevar del Gran Capitán), ese teatro y cine de verano no debió desaparecer nunca, pero aquella fue una época de mucha destrucción.
En 1972 se destruyó el Duque de Rivas (en el Bulevar del Gran Capitán), ese teatro y cine de verano no debió desaparecer nunca, pero aquella fue una época de mucha destrucción
P. ¿Competían los cines de verano en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta por tener los mejores locales?
R. Algunos empresarios rivalizaban por ver cuál le daba mejor presentación a su local de verano. No había concurso oficial pero si se cuidaba la vegetación, los árboles, cierta originalidad en la iluminación y el blanqueo. La mayoría estaban ubicados en el casco antiguo, algunos eran patios de vecinos y la estética de estos, que debían ser grandes para albergar un cine de verano, era similar a la de los patios tradicionales. Hay cines como el Fuenseca o el Delicias, que anteriormente al uso que se les dio en los años cuarenta como cines de verano, habían sido jardines privados o huertos, con lo cual la arboleda que había alrededor se ha mantenido aunque mucha se haya ido perdiendo porque molestaba a los vecinos colindantes.
P. ¿Recuerda el primer cine de verano que pisó?
R. El Coliseo fue uno de los primeros y el Córdoba Cinema, hoy desaparecido, que estaba en el Sector Sur, en el patio de un colegio. Yo no conocí muchos más de los que están ahora abiertos. En la década de los ochenta existían estos que están hoy abiertos, el Magdalena, el cine Maxi en Carlos III y la terraza del Santa Rosa, que era el cine más popular en los ochenta. En aquella época era una barriada joven de familias jóvenes con niños pequeños y era un cine de mucho ambiente aunque no tenía el sabor de estos cines del casco histórico.
P. Cincuenta y pico cines de verano hubo en Córdoba, un número que les daba el poder de convertirlos en el centro de la vida nocturna…
R. Sí, bueno, pero al mismo tiempo no funcionaron tantos a la vez. Según mis datos en los sesenta hubo unos 32 abiertos al mismo tiempo, pero 50 cines, aunque los hubo, no fueron simultáneos. Córdoba no tendría más de 150.000 habitantes y en aquella época había varios fenómenos a tener en cuenta: que la televisión no estaba tan generalizada, tampoco el aire acondicionado en las viviendas y en España, cuando más cines sea abrieron fue en la década de los sesenta, porque el país sale de la depresión y hay más desarrollo urbanístico, por tanto en las nuevas barriadas se ubican cines de verano y de invierno. Algunos de los cines de estreno finalizaban su temporada a finales de mayo y cerraban en verano hasta que se reiniciaba en septiembre la nueva temporada. También es significativo que se trata de una característica de nuestra cultura y de nuestro modo de vida que siempre han existido muchos espectáculos en la época estival, musicales, teatrales, cinematográficos y hasta deportivos. Andalucía siempre ha vivido su noches estivales al aire libre. Como curiosidad te contaré que en algunos de los locales de verano se llegaron a celebrar combates de boxeo y espectáculos circenses.
Andalucía siempre ha vivido su noches estivales al aire libre. Como curiosidad te contaré que en algunos de los locales de verano se llegaron a celebrar combates de boxeo y espectáculos circenses
P. Que los cuatro cines de verano del casco histórico de Córdoba sean los únicos que sobreviven en Andalucía ¿es una cuestión de sensibilidad de la ciudad o de alineación de los planetas a su favor?
R. Yo creo que confluyeron algunos hechos en los años ochenta que hicieron que estos solares se mantuvieran con este uso. Es importante que en el Plan general de Ordenación Urbana del 86, creo recordar, los solares de estos y algunos cines de verano más como el Andalucía, los catalogase el Ayuntamiento como espacios de utilidad pública y uso social en los que no se pueden construir viviendas. Se convierten así en zonas de equipamiento social y estos es importante para frenar la tentación de hacerlos desaparecer de los distintos propietarios. Ello también propicia que los empresarios de cine tengamos la opción de poder continuar con esta actividad. La tercera condición sine qua non es que desde esa época el apoyo del público de Córdoba ha sido continuado y suficiente para que se mantengan los cines. Los gastos de estos locales son altos, aunque no lo parezca, para que conserven la fisonomía de siempre.
La catalogación de los cines de verano sirvió para frenar la tentación de los propietarios de hacerlos desaparecer
P. En los hábitos cinematográficos de la ciudadanía cordobesa, ¿cree que ha tenido algo que ver la herencia de los antiguos cineclubs, que tanta actividad tuvieron en la ciudad en los sesenta y setenta y, por otro lado, el papel que desde hace 25 años juega la Filmoteca de Andalucía?
R. Mmmmm, no sé exactamente a qué te refieres..
P. A si existe alguna conexión entre el público que ha logrado que sobrevivan los cines de verano y la labor que hicieron los cineclubes en su día y la que hoy realiza la Filmoteca en Córdoba
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R. Pienso que Córdoba es una ciudad grande y es verdad que siempre ha habido una masa de cinéfilos, y esa masa acudía a los cineclubs, pero, por desgracia, esa masa es minoritaria. Yo he vivido el fenómeno de los cineclubs, coordiné el de la Universidad en la Escuela de Magisterio a principio de los ochenta, así que procedo de ese mundillo. Me formé primero en mi pueblo, en Villanueva, donde fundé otro cineclub. El hecho de la existencia de la Filmoteca es muy importante para Córdoba, que nos tocara una institución cinematográfica es muy bueno, pero yo no veo una relación directa entre un mundo y otro. El cine de verano es un tipo de espectáculo al aire libre de origen muy popular y de barrios muy populares en su origen, que con la expansión urbanística se expande a otros barrios. Es un público de barrio, muy popular.
El cine de verano es un tipo de espectáculo al aire libre de origen muy popular y de barrios muy populares en su origen
P. ¿Entonces, no vienen cinéfilos al cine de verano?
R. Hombre sí, con el tiempo, claro. Esa es otra historia. Nace y se desarrolla como manifestación cinematográfica de extracción popular y con un público muy variado. Pero con los años, el público va demandando una programación más de calidad. En los años sesenta y setenta la programación básica de los cines de verano era películas de subgénero, spaguetti westerns, de artes marciales, de romanos, aparte de películas de entretenimiento. A partir de los años ochenta el público demanda una programación cada vez de más calidad y nosotros vamos intercalando una programación posibilista. Al ser locales muy grandes necesitamos que venga el público y con una programación minoritaria esto no se podría mantener. Así que las películas basculan entre las películas más populares, a poder ser de calidad, y el cine más puramente de calidad que a veces también es popular, porque no tiene que estar reñido. Esa es la línea que hemos seguido todos estos años y unas veces esto se consigue y otras no.
A partir de los años ochenta el público demanda una programación cada vez de más calidad y nosotros vamos intercalando una programación posibilista
P. ¿El cine de verano es una industria?
R. Es una industria que forma parte de la industria del cine, de la rama de exhibición. Tienen un presupuesto elevado, más de 30 empleos temporales que duran todo el verano, gastos de alquiler importantes, gastos en películas para las distribuidoras… No hemos tenido una subvención hasta la fecha, de lo que nos sentimos muy orgullosos, y de que la actividad se pueda mantener por sí misma sin ayudas públicas. Todos estos gastos salen de los recursos propios de la industria que principalmente es la venta de entradas al público. Y abundando un poco en tu pregunta anterior, se ha visto que el público de un nivel cultural medio-alto se ha ido aproximando a estos espacios que antes eran más populares. Antes, el público de este nivel prefería ver las películas en las salas de estreno y no en el cine de verano. Como tantas cosas, todo cambia y muchos cordobeses vuelven la vista a estos espacios y los valoran en su justa medida porque ven que es algo que se está perdiendo en todas partes y lo sienten como algo que merece la pena mantener y disfrutar.
No hemos tenido una subvención hasta la fecha, de lo que nos sentimos muy orgullosos, y de que la actividad se pueda mantener por sí misma sin ayudas públicas
P. Este ha sido el verano del digital. Este cine Coliseo y también el Fuenseca ya cuentan con proyectores digitales mientras que el Delicias y el Olimpia tendrán apagón analógico a final de esta temporada ¿Qué trae y qué se lleva el formato digital?
R. Se lleva una belleza visual que es la que el cine ha disfrutado siempre, la proyección de 35 milímetros, que tiene una calidad y una textura especial para quien sabe apreciarla, y trae una belleza nueva. Es diferente y la imagen digital aún está en evolución. Ha alcanzado mucha calidad en definición de imagen y potencia visual y mejorará en el futuro en cuanto a imagen fotográfica, que es lo que le queda por mejorar bastante. Como tenemos acceso todavía a copias de 35 milímetros, mantenemos en las cabinas los dos proyectores porque pensamos que un futuro próximo iremos alternado ambos formatos. Las de 35 milímetros, para determinados títulos, serán una opción que tendrá el público del futuro, poder ver películas en 35 milímetros cuando ya no sé proyecten.
P. ¿Los 35 milímetros serán para el cine como el vinilo para la música?
R. Claro, será otra historia. El disco de vinilo está en un público joven aficionado a la música, que compra más discos de vinilo que CD. También hay ciertos directores influyentes que le están pidiendo a las grandes productoras que mantengan la posibilidad de seguir rodando películas en 35 o 70 milímetros (con mayor calidad de imagen).
P. ¿De donde le viene la cinefilia?
R. La cinefilia en un pueblo como el mío, Villanueva de Córdoba, me viene de que los alicientes para un niño de la época era el cine, los cómics y el fútbol. En un pueblo aislado como eran los de la sierra, pues alguno de esos alientes te va gustando, te va gustando…
P. ¿Llegaban muchas películas a Villanueva?
R. Llegaban algunas importantes, muchas de serie B y también alguna buena película porque en aquella época las empresas tenían que contratar lotes cerrados de películas y ahí te venían películas francesas de los sesenta, intelectuales, casi de cineclub.
P. ¿Alguna película le cambió la vida entonces?
R. El cine que a mí me cambia la vida es el de la etapa cineclubista. Cuando somos muy jóvenes, adolescentes, fundamos un cineclub en Villanueva y vimos todo el cine europeo de los 50 y 60, de Bergman, de los directores nórdicos, de la Nouvelle Vague, del neorrealismo italiano… Se proyectaba en 16 milímetros y veíamos un cine de mayor ambición temática y estética que en esa edad entiendes a medias. También veíamos cine español de Berlanga, de Buñuel, de Azcona con Ferreri… esas películas te abren muchas puertas y ventanas porque ves que el cine es algo más que entretenimiento y evasión, que puede tratar temas de tipo existencias, social y político. El cine de los sesenta y los setenta abre muchos horizontes como medio expresivo, gracias a los debates posteriores que teníamos. Así nace mi cinefilia, con el cine que me va marcando y que hace querer conocer más.
P. ¿Y del cine de ahora qué le interesa?
R. Buf, el cine de ahora me sigue interesando, cada año aparecen unas cuantas películas que son buenas pero posiblemente menos cantidad que en tiempos pasados. En los setenta y ochenta no solo los autores y directores aclamados y valorados eran buenos sino que otros muy secundarios tenían un nivel muy alto. El cine actual me gusta pero no tanto como el de antes, que gracias al DVD hay posibilidad de rescatar muchas películas antiguas.
Cada año aparecen unas cuantas películas que son buenas pero posiblemente menos cantidad que en tiempos pasados
P. Hablando de cine antiguo ¿podremos disfrutar algún día en el cine de verano del blanco y negro de Matar a un ruiseñor o Historias de Filadelfia, por poner dos ejemplos de clásicos?
R. Sí, ahora es más fácil. Es posible que haya público para esas películas y con los proyectores digitales se abre la posibilidad de hacer ciclos de clásicos. En 35 milímetros no se reponían esos títulos, no había copias pero ahora todo eso va a cambiar. Así que haremos algo en un futuro próximo.
P. Conocerá que una cadena francesa gestiona ahora uno de los multicines de la ciudad y su declaración de intenciones es que quieren “trasladar a España su concepción de la cultura cinematográfica, a través de un enfoque especial a la programación en versión original, la animación, el cine de autor y la colaboración con asociaciones culturales” ¿Le augura un buen futuro en Córdoba?
R. (Risas) Hombre, yo se lo deseo, desde luego. Sería un buen síntoma que se proyectaran más películas de este tipo y en versión original aquí, es la gran asignatura pendiente en Córdoba, que tenga una programación regular de versión original. Antiguamente esta programación la proporcionaban los cineclubs y posteriormente es indudable el mérito de la Filmoteca, que ha mantenido vivas esta clase de proyecciones. Nosotros lo hemos intentado de una manera fugaz, pero el público que ha asistido no ha sido suficiente para mantener una programación regular de este tipo. Así que habría que defender durante unos años este tipo de proyecciones para que se asienten y se mantengan en Córdoba de una forma mínimamente rentable.
La versión original es la gran asignatura pendiente de Córdoba
P. Existe una generación de cordobeses que vieron su primera versión original o asistieron a su primera sesión de cine a medianoche en el Santa Rosa, sala que gestionó usted en su última etapa. Puede que alguien de ese nuevo público más exigente que ahora acude al cine de verano pisase el Santa Rosa alguna vez ¿Hay alguna posibilidad de que aquel proyecto se repita en otra sala?
R. Eso siempre es algo que está en mente. Hace falta encontrar un local en el que llevarlo a cabo. Yo no lo descarto pero es difícil de forma inmediata. El problema de las salas de cine en las ciudades, y no solo en Córdoba, es que ha ido desapareciendo del casco urbano y se han ido a las afueras.
P. Pero aquí quedan aún dos cines cerrados en pleno centro
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R. Sí, el Isabel la Católica y el Alcázar. Lo que pasa que los propietarios querían utilizar esos locales para otros fines y se ve que no lo han conseguido hasta la fecha. Todo lo contrario que el Santa Rosa, que se convirtió rápidamente en una supermercado como tantas salas grandes de cine de las ciudades, que se convirtieron en bingos o en tiendas de ropa, algo que ha ocurrido hasta en la Gran Vía de Madrid. El modo de vida que tenemos en España y lo que más se asemeja a nuestros hábitos es que en el casco urbano haya salas de cine y de teatro y no esa tendencia que hemos importado de Estados Unidos de cine en la periferia de las ciudades. No solo nos han colonizado con sus películas sino también con la forma y los espacios para verlas. No me parece mal que esto exista, pero también debe haber salas en el interior de la ciudad. Con el cine Alcázar hay un problema estructural y es que cuando lo convirtieron en multicines quisieron sacar tantas salas que las dejaron excesivamente pequeñas, y ese es un modelo de sala que ha fracasado porque el público lo rechaza. En un modelo finiquitado porque las pantallas domésticas son cada vez más grandes y el público paga una entrada por tener comodidad y una gran pantalla.
El modo de vida que tenemos en España y lo que más se asemeja a nuestros hábitos es que en el casco urbano haya salas de cine y de teatro
P. ¿Bajará el IVA del cine?
R. El IVA del cine se está cargando actualmente muchas empresas de cine. Hay más factores: la crisis, la digitalización, al no poder asumir los gastos de cambio de cabina, o la piratería. Pasar del 8 al 21% hace que los beneficios de estas empresas sean casi inexistentes y si una sala no va bien esto se convierte en pérdidas. Imagino que acabará bajando porque no se puede soportar este IVA para siempre.
P. ¿Habrá algún regalito de fin de temporada en el cine de verano?
R. Sí, pero no lo puedo desvelar. El hecho de hacerlo a final de temporada tiene un motivo y es que en septiembre ya ha vuelto todo el mundo de vacaciones y en estas salas hay que cubrir el objetivo económico de salvar los gastos porque si no, no te puedes permitir determinados caprichos. Todo tiene su lógica.
P. ¿Habrá cine para muchos veranos?
R. Yo no lo puedo garantizar. Si dependiera solo de esta empresa que los gestiona desde hace casi 30 años te diría que sí, pero siempre hay más factores que pueden influir. El futuro no lo sabemos. Hombre, por el cariño que el público de Córdoba le tiene a estos locales y con la renovación de las cabinas, la continuidad está garantizada y la intención nuestra es continuar, pero el tiempo lo dirá. Hay bastantes posibilidades de que continúe y también a los cordobeses le gustaría que así fuera e incluso protestarían si se llegasen a cerrar. Otra cosa en la que hay que incidir es que Córdoba en esta actividad tiene una vertiente industrial y cultural que pocas ciudades poseen, ya que no mantienen estos lugares singulares y únicos de tanta trayectoria. Por todo eso y por el disfrute del público merecerían que se mantuviera. En los años ochenta no pensábamos que íbamos a llegar a traspasar el siglo XX, que no sobreviviría, y se ha hecho porque ha habido una constancia y el público ha respondido. Los cines al aire libre son algo muy consustancial a nuestra cultura, nuestras costumbres y modo de vida, como en Italia, por ejemplo, y de uno u otro modo seguirá habiendo proyecciones al aire libre.