El patio de la Capilla del Palacio de Viana es uno de los favoritos de la paisajista Rosa Colmenarejo. Y allí la cita Cordópolis para charlar. Se trata de un patio en penumbra, fresco, de carácter sobrio y lleno de arqueología. El techo vegetal lo conforman árboles cítricos y es un espacio sin flores. Solo hay helechos y macetas de clivias. Reina el silencio, el rumor del agua y el canto de los pájaros. Toda una invitación a la calma y la introspección.
Fue el primer patio que visitó Rosa en su primera visita como no turista a Córdoba. La llevó hasta este espacio el arquitecto Rafael Obrero y allí se quedaron charlando hasta que los echaron. “Si yo pienso en un patio, esta es la foto fija que me viene a la cabeza”, confiesa. Para Colmenarejo, este es un patio que mezcla lo profesional con lo emocional y da gusto oírla hablar sobre la organización de los naranjos, el sentido de la fuente, la presencia de las flores, que no hay. “La contención que tiene es muy japo”, describe. “Descubrir esto fue una reconciliación porque yo venía muy influenciada por el patio japonés y mi primera impresión de los patios de cordoba fue muy flower power, mucho color, mucho subidón de macetas pintadas. Aquí hay una parte de lo que yo concibo como belleza”.
Rosa Colmenarejo leyó hace pocos meses su tesis doctoral sobre una gestión sostenible de la fiesta de los patios. Es master en métodos de investigación en Economía por ETEA, licenciada en Humanidades por la UCO e ingeniera Agrícola por la Universidad Politécnica de Madrid. También colaboradora del área de Filosofía Moral de la Universidad de Córdoba y profesora de Ética en la Universidad Loyola Andalucía. Su área de interés principal es la aplicación del enfoque de las capacidades humanas de Martha Nussbaum a las políticas de desarrollo regional y local, y muy especialmente aquellas que afectan a la gestión del turismo. Nacida en Miraflores de la Sierra, Madrid, la investigadora forma parte, desde hace años, del paisaje cordobés.
P. ¿En qué jardines cree?
R. Ese es un verso de Rilke. Me gustó siempre mucho eso de los jardines en los que creer, porque tiene esa connotación de esperanza, de estar abiertos al futuro y a lo que viene. Y es fue ese el título que le puse a mi blog pensando también en la realidad, no solo en los jardines. Una de las etiquetas que más me gusta, que lo tengo un poco abandonado, por cierto, es Bola saque o palabras en juego. Es decir, vamos a hablar de esto y vamos a hacer una serie con un determinado tema. Con los jardines, con lugares en los que te puedes perder, en los que te encuentras gente con la que compartes inquietudes, donde descubres una planta, conoces su desarrollo, son lugares que cambian con las estaciones, la eterna repetición de lo mismo… toda eso forma parte de los Jardines en los que creo.
P. Vayamos a su tesis doctoral, Fundamentos para una gestión sostenible de la fiesta de los patios de Córdoba ¿No todo está perdido en la fiesta de los patios?
R. (Risas) Está todo ganado. Hay un punto de inflexión con la declaración de la Unesco, que es cuando se decide este término técnico, porque la fiesta de los patios en Córdoba no existe hasta que se comienza a gestar ese expediente para la Unesco. Creo que los patios tuvieron un origen y luego ha habido un momento de folclorización que ha durado muchos años, desde los años 40 hasta principio de la democracia, que ha dignificado la fiesta con las medidas de ayudas para la restauración de viviendas, incrementando el presupuesto para premios yaccesits, y ha unido la fiesta con la vida de la gente. Pero ahora es una nueva época, la tercera y está todo por hacer. A veces me desespera un poco ese empeño por mantener la esencia y lo auténtico y, por otro lado, ocurrencias y cosas disparatadas como ver los patios como una metralleta, sin tiempo para reflexionar y parar. Por eso es fundamental la participación. Que la comunidad de los patios forme parte del proceso de lo que queremos que sea esa fiesta en el futuro. Lo podemos decidir. Que la fiesta sea una expresión cultural o un recurso turístico o económico o que siga formando parte de nuestra identidad.
A veces me desespera un poco ese empeño por mantener la esencia y lo auténtico y, por otro lado, ocurrencias y cosas disparatadas como ver los patios como una metralleta
P. Muchos temblamos cuando vemos la masificación, por ejemplo en San Basilio, al pensar que esta fiesta pueda agotarse como recurso turístico, patrimonial e incluso que los patios puedan resultar dañados
R. Ese es el principal problema, desde luego, no solo para los ciudadanos que quieran visitar los patios sino para los habitantes de los mismos. Así lo ven los vecinos de los patios, creen que la masificación es la mayor debilidad, lo que les ha hecho perder calidad de vida. Es un problema de difícil solución y yo no creo que se cure ampliando la temporalidad, que es una de las ocurrencias, porque lo que vas a conseguir es que la gente malviva en los patios, a no ser que sea gente que tenga un negocio en ese patio, que también es posible. Lo que tampoco creo que sea una solución es ordenar los accesos, porque eso lo desvirtúa tal y como nosotros hemos vivido la fiesta de los patios. Eso ya es otra cosa. Aquí es donde creo que se puede reconciliar. Hace unos meses escribí en un artículo por qué Córdoba no necesita un museo de los patios, y tal vez ahora, viéndolo con perspectiva, creo que sí hace falta para que todo el mundo que quiera saber lo que es un patio vaya al museo, y todo aquel que quiera vivir un patio, tendría que hacer otro tipo de cosas. La gestión de quien puede acceder a un patio tiene que ser de otra forma, más difícil, como en La Alhambra, por ejemplo, que no es tan fácil entrar. No es abrirse a que todo el mundo pueda entrar en cualquier sitio, sino que hay que restringir el acceso y cumplir una serie de requisitos como haber visitado el museo, Viana… Restringir suena fuerte pero creo que es la única forma de proteger los patios.
P. Ha hablado con muchos vecinos de patios para elaborar su tesis, por lo que tendrá una gran panorámica de la vertiente sociológica de los patios del siglo XXI ¿Cuál diría que es el genius loci (los aspectos más distintivos) de los vecinos de los patios de aquí y ahora?
R. He hablado sobre todo con vecinas, porque aquí existe una componente de género muy importante. Lo que les une, si entendemos el genio del lugar como el genio común, lo que les mueve y conmueve a poner el patio cada año es ese afán de agradar que nos gusta tanto, como dice Anna Freixas (catedrática de psicología de la UCO), “lo que nos gusta gustar”. Pues lo que gusta es agasajar al otro para que esté a gusto cerca y a gusto en tu casa. El lugar común es la necesidad de compartir, de darle algo al otro, tiene mucho de hospitalidad. Tienen unos valores tan potentes los patios…
Lo podemos decidir. Que la fiesta sea una expresión cultural o un recurso turístico o económico o que siga formando parte de nuestra identidad
P. Y una gran proyección de ciudadanía
R. Claro. Mis conclusiones en la tesis han sido las capacidades de resiliencia y emancipación que ha generado la fiesta de los patios en los habitantes de las casas patio. Gente que viene de la más absoluta pobreza, sin acceso a los recursos básicos o que consigue que la tradición se convierta en un recurso económico, en el principal recurso económico popular de la ciudad. Como eso genera una dinámica cultural que termina siendo un recurso patrimonial. Eso para mí fue encontrar la cuadratura del círculo en mi investigación. Conectar pobreza con recurso patrimonial. También fue una pelea porque yo estaba empeñada en utilizar un enfoque filosófico, un enfoque de capacidades que se ha utilizado para realizar mediciones de pobreza en países en vías de desarrollo. Cuando dije que lo quería utilizar aquí sonaba muy raro, pero es que se partía de una situación de pobreza.
P. Tal vez es que hay cosas que no se quieren ver. Hoy, por desgracia y por la situación que vivimos, vuelven a existir casas-patio que son infravivienda, con baño y cocina compartidos por varias familias, inmigrantes y ancianos en su mayoría. Una situación que no difiere tanto de las casas de vecinos de la primera mitad del siglo XX, de las que nos han hablado nuestros padres y abuelos
R. Esa es la esencia de los patios. Puede que mucha gente no sepa que eso existe pero el Ayuntamiento sí lo sabe. Una de las recomendaciones que yo hago en la tesis es que esas oportunidades que han permitido a la gente desarrollar estrategias de emancipación y de resiliciencia, que las sigan dando y que amplíen la horquilla. Que no reduzcan cada vez más el número de patios que se benefician de esas ayudas y de esos premios y de ese participar en el concurso. Que lo amplíen porque toda esta gente que sigue estando en esas condiciones necesita incorporarse a ese tren, a esas estrategias y oportunidades. Existe una necesidad perentoria para ellos, para que la casa no se les caiga abajo, para tener una vida digna, hablamos de dignidad, claro. Además, eso terminaría con la masificación porque dejaríamos de empeñarnos en que todos los patios auténticos están en una determinada zona. Los patios auténticos son esos, pero son los que no gusta enseñar. Esa es la realidad. A ver, hay infravivienda en el famoso patio de Marroquíes en donde hay viviendas con techos de uralita, que lleva muchos años prohibida. Allí no se vive en buenas condiciones.
La gestión de quien puede acceder a un patio tiene que ser de otra forma, más difícil, como en La Alhambra, por ejemplo, que no es tan fácil entrar
P. He leído en su cuenta de Twitter un dilema moral que me parece una excelente pregunta “¿el progreso es cantidad o calidad?”
R. Esto vino a cuento porque doy clase de ética en la Universidad Loyola de Andalucía y hay un problema grande de falta de concentración de los alumnos, porque están todo el rato con el teléfono o con el ordenador. Entonces les he planteado que pueden estar tuiteando y conectados siempre que estén hablando de lo que se esté hablando en clase. Entonces intento animarles para que utilicen las redes sociales e incorporen los asuntos de clase a su vida cotidiana. Se resisten, pero yo lo intento. Ese tuit venía sobre la reflexión que hacíamos sobre si el mundo progresa o no progresa. Sabes que hay dos teorías, quienes piensan que las cosas van a mejor, basándose en gráficos, y luego está la perspectiva del enfoque de capacidades que mira a ese pequeño porcentaje que incluye a la niña que no recibe educación o al que le toca morir joven. No son solo gráficos y números los que demuestran que el progreso ha ido exponencialmente hacia arriba, sino que hay mucha gente que está sufriendo y eso era lo que le quería plantear a mis alumnos. Si hay que mirar las cosas cuantitativamente o si es mejor acercarnos con lupa. Ellos me decían que mirar así la realidad es muy doloroso y que ellos no querían sufrir tanto. La profesora MªLuz Ortega me respondió al tuit preguntando “¿Pero quien responde, los que pasan hambre o los que no?”. Cada uno tenemos una vida radicalmente nuestra y todo depende de donde te toque estar.
P. Y si aplicamos estos criterios de calidad y cantidad a la fiesta de los patios, ¿qué encontramos?
R. En Córdoba, cuando estudias la fiesta de los patios descubres que eso cambia con la llegada de la democracia. En ese momento el desarrollo humano se incrementa significativamente por la cantidad de oportunidades que se ponen a disposición de la gente y no solo a través de la caridad y la limosna. Esa es la diferencia. Los premios y las subvenciones no son limosna, tienen una parte de oportunidad. En el último informe de Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano, que habla sobre estrategias de resiliciencia y que vino a confirmar que mi intuición no iba mal, hablaba de eso. De que el gobernante tiene que dar oportunidades a la gente para que la gente se desarrolle.
Mis conclusiones en la tesis han sido las capacidades de resiliencia y emancipación que ha generado la fiesta de los patios en los habitantes de las casas patio
P. Hace poco conocí una casa-patio, la de la calle Armas, 9, convertida en un centro cultural. La casa tiene restos del siglo XVI, trazado de la antigua calle Gragea del XVII inserta en su interior, elementos de una fábrica que hubo allí en el XIX… Es un auténtico relato de la historia de ese barrio y, por extensión, de la de la ciudad. Pero al tener una restauración contemporánea no le permiten presentarse a los patios o eso le han dicho a su propietaria técnicos del Ayuntamiento. ¿Cree que restringir la diversidad de los patios que se presentan al concurso puede ser un gran error para esta fiesta?
R. Creo que ése es el gran error. ¿Qué es la fiesta? Esa es la primera pregunta que planteé en el grupo de discusión con técnicos del Ayuntamiento. Si lo tenemos tan claro y tan cerrado lo que es la fiesta, es muy difícil que podamos inaugurar esa tercera época, que es la que estamos viviendo. Dentro de esta época hay gente que tiene ganas de abrir su casa, que ha hecho el esfuerzo importante de hacer una intervención y querer mostrarla y compartirla. Eso ha de estar dentro porque forma parte del patrimonio de la ciudad. Negar este hecho es negar el patrimonio.
P. Además, existen elementos contemporáneos en muchos patios a concurso, incluidas piscinas
R. (risas) Sí. La forma de quien entra y quien no entra en el concurso está establecida de forma heterodoxa, la verdad. No está claro. ¿Por qué se cambian los premios de arquitectura antigua y se igualan a los de arquitectura moderna? No es lo mismo y no puedes poner el mismo premio. Que una persona mayor siga abriendo su patio y siga encalando tiene mucho más valor. Además es un desprecio a la casas antiguas que van a desaparecer, así que cuídalas mientras esté esa gente, no les ningunees. Es una falta de sensibilidad con lo que tienen entre manos y una falta de planificación. No están pensando en el mañana sino en el ayer. Vamos a seguir haciendo las cosas como las hemos hecho siempre porque seguimos aquí sentados. Ese es el planteamiento. Pero pensar en hacer algo mirando hacia delante podría hacer que todo se moviera.
El gobernante tiene que dar oportunidades a la gente para que la gente se desarrolle
P. Hablemos de política. Hace cuatro años aspiró a la alcaldía de Córdoba por Ecolo en unas elecciones en las que Sandokán sacó cinco concejales ¿Aquel resultado le dio la verdadera dimensión de esta ciudad?
R. (Carcajada) Presentarme a aquellas elecciones sin ser de Córdoba ya me dio una dimensión de la ciudad y de mi propia osadía. Es tan triste y tan fuerte, pero eso es la democracia y esos son los mecanismos que nos hemos dado para elegir a nuestros gobernantes. A mí aquello no me afectó tanto como a mis compañeros, fíjate. Seguramente porque no había conocido a esa figura en su salsa, yo la conocí en decadencia. Además, suelo depositar un voto de confianza en la gente, en principio. Pero ahora ya sabemos que ni sabe ni conoce la democracia ni sabe dónde ha estado sentado cuatro años. O sea, que tiene pocos recursos y pocas habilidades para esa función. Así que ahora me molesta más de lo que me molestó entonces.
P. ¿Repetiría la experiencia?
R. (Risas) No. Además recuerdo la asamblea que tuvimos cuando se integró Ecolo en Equo, inmediatamente después de las elecciones y a me había dado cuenta que yo no servía para esto. Yo antes de eso admiraba a los políticos y a partir de ese momento admiro mucho más a quien se dedica a la política porque le doy mucho valor. Creo que es algo fundamental y creo que el hecho de que haya gente que se decida a “ciudadanar” la política, que deje su trabajo y su vida cómoda para meterse en esto que es duro y desagradable, porque tu perfil pasa a ser público y lo que digas ya no lo dices tú sino que lo haces a través del partido, en donde no conoces a todo el mundo. Son vivencias duras de asumir, para mí lo fueron. Por eso admiro a quien da un paso adelante y poner al servicio de la comunidad lo que sabe hacer.
(Sandokán) ni conoce la democracia ni sabe dónde ha estado sentado cuatro años
P. ¿Cuánto se tardará en restituir para la ciudadanía el descrédito de la ética ligada a la política?
R. Aristóteles mantenía que ética y política están muy cerca, que son prácticamente lo mismo. El origen etimológico de ética tiene una dimensión espacial que a mí me encanta, que es la êthos, es esa dimensión espacial del lugar que nos damos para convivir, es que eso es política, ¿no?. ¿A qué tipo de acuerdos llegamos para generar un espacio de convivencia, un espacio común en el que todos seamos felices y tengamos una vida apacible? ese espacio es la ética y la política. Llegar a acuerdos, establecer espacios comunes que no hace falta que estén pasados por la ley. Hemos tenido recursos en el pasado para no matarnos antes de pasar por la legalidad. ¿Por qué no está ligado? Creo que mucha culpa está en el empeño de legalizarlo todo o que todos los políticos sean abogados. Hay demasiados juristas que creen que todo se soluciona poniendo una norma.
P. Pero la ética en la política se la han cargado los políticos
R. Los políticos y los grupos de presión. Son los que presionan a los políticos para que hagan normas que favorezcan sus propios intereses, las de los lobbys. A cambio de que luego el político se incorpore a esas juntas de accionistas. Hay un trasvase de gente de la política a las empresas privadas que es muy peligrosa. Porque primero legislo a favor de esos lobbys y luego me incorporo a ese mismo lobby. Hay una falta de honestidad grande. No creo que sea tanto falta de ética, sino de no decir claramente el por qué estás en política.
Creo que mucha culpa (de la falta de ética ligada a la política) está en el empeño de legalizarlo todo o que todos los políticos sean abogados
P. ¿Tiene esperanza en los nuevos partidos que irrumpen en la instituciones?
R. Siempre lo hemos hablado. Que haya diversidad en los parlamentos, aunque haya a quien le asuste, favorece el buen gobierno. No tienes más remedio que gobernar bien porque va a a haber mucha gente mirando y auditando lo que haces. Sí que tengo esperanza, además que creo que tanto Ciudadanos como Podemos está conformado por gente que no viene de la política profesional. Casi todos son gente que viene de ejercer una profesión y ese control ciudadano va a estar ahora dentro del parlamento.
P. Su tesis la ha realizado entre la Universidad de Córdoba y la Loyola ¿Qué sinergias pueden sumar en favor de la ciudad nuestras dos universidades?
R. Estudié Filosofía en la UCO y luego el master de métodos de de investigación en economía lo hice en ETEA porque quería hacer una tesis sobre ética aplicada. La diferencia entre ambas en cuantitativa. Loyola es una universidad pequeñita con una proyección internacional enorme y la UCO es al revés. Una universidad muy grande y con una proyección distinta, ya que las universidades públicas no suelen tener tantas sinergias entre ellas como las privadas. El principal valor que le veo a Loyola es ese cierto aire de familia, de estar haciendo las cosas de forma muy parecida en diferentes partes del mundo. Y eso hace que tenga una identidad, una fuerza y una credibilidad para alumnos y profesores muy importantes. Lo que suma la UCO es la diversidad y la amplia oferta. También el tener muy buenos profesores. La proyección y perspectiva que aporta Loyola desde una universidad en Chicago o un proyecto de investigación en Camboya, esa perspectiva tiene que despertar a Córdoba de su falta de cosmopolistismo. Ese es el futuro.
La proyección y perspectiva que aporta Loyola (…) es despertar a Córdoba de su falta de cosmopolistismo. Ese es el futuro
P. ¿Córdoba sabe capitalizar su riqueza?
R. No, pero menos mal. Porque si la hubiese capitalizado a lo mejor no estaríamos así. Y lo digo desde el punto de vista optimista. Córdoba ha tenido poco desarrollo y eso nos ha permitido mantener ciertas joyas. Hace falta cierto tiempo de sedimentación para hacer proyectos de desarrollo y eludir las ocurrencias, que son como salteadores de camino. Hay proyectos como este de Viana que sabiendo que tenían una joyita lo han sabido orientar a que esté mejor. Este patio (de la Capilla), por ejemplo, mantiene su esencia y no tiene nada que ver cómo estaba Viana antes a cómo está ahora, y eso que vienen más visitantes. Hace falta la reflexión del para qué. Hablar y discutir entre todos.
P. ¿Todos está por hacer?
R. Sí, Y eso es esperanzador. Tenemos una universidad que tiene un año, qué ciudad puede presumir de eso. Y en Sevilla Loyola no es igual. La fuerza que tiene aquí es clarísima.
Córdoba ha tenido poco desarrollo y eso nos ha permitido mantener ciertas joyas