El músico más famoso de Carabanchel mostrará su ‘Vergüenza torera’ junto a sus grandes clásicos el sábado en el ruedo de La Axerquía
“Qué pena, qué frustración, qué triste porvenir / serena desilusión, qué mierda de país. Es evidente mienten / continuamente”, se escucha en Vergüenza torera, la canción que da título al último disco de Rosendo. Con esta maleta llega el rockero de Carabanchel -su barrio de Madrid y casi tan grande como Córdoba- por segunda vez al Festival de la Guitarra. La anterior ocurrió en 2003 en los Jardines del Alcázar y la próxima será el sábado en La Axerquía.
Su nuevo disco disecciona el momento en este país, pero no es nuevo. Los títulos de algunos de los trabajos anteriores del rockero lo convierten o bien en un cronista de nuestro tiempo o directamente en un Nostradamus moderno: Para mal o para bien, Veo veo mamoneo, Listos para la reconversión, Lo malo es… sin darse cuenta, El endémico embustero y el incauto pertinaz.
Todo ello desde la discreción y solo figurando para el rock. La charla le pilla en ruta y habla desde la furgo.
P. ¿Qué mensaje le envías a la basca cordobesa que vaya a verte el sábado?
R. Espero vernos el sábado y pasarlo muy bien. Me hace mucha ilusión tocar en este festival y creo que va a estar divertido, no os lo perdáis que yo no me lo pienso perder (risas). Me llevaré una rebequita el sábado a La Axerquía, por si acaso, ¿no?
P. ¿Recuerdas tu primera vez en este festival? Fue el 18 de julio de 2003 en los jardines del Alcázar.
R. Bueno, quiero recordar pero es que se te amontonan los conciertos. Sé que para mí fue un orgullo porque tocar en un Festival de la Guitarra para un guitarrista es lo más grande, pero tengo un vago recuerdo.
P. ¿Tu guitarra favorita?
R. Bien, yo toco una Fender Stratocaster, mi guitarra de siempre. He tocado con alguna que otra historia pero ésa es la mía y no la cambio.
P. ¿Qué estribillos recorrerá el repertorio cordobés del sábado?
R. Pues habrá un poco de todo. Desde hace unos meses he cambiado un poco la onda porque estábamos tocando muchos temas del disco nuevo y al final he optado por montar temas clásicos, que la gente conoce y que les gusta escuchar y estamos un poco por ahí. Hay un repaso a un montón de discos, no sabría decirte cuáles porque son tantos que se me pierden las ideas. Pero bueno, hay un poco de todo, algo de Leño y sobre todo temas que a la basca le ponen.
P. ¿Cuánta vergüenza torera falta en España?
R. Pues casi toda porque estamos bastante desangelados, no lo sé. Estamos en un momento bastante crítico y vamos a ver cómo salimos de ésta, pero hay que pelear por ello. Sobre todo la gente joven está tomando conciencia, se lo está tomando a pecho, hasta hace dos años todo el mundo pasaba de lo que había e íbamos a nuestra bola, en fin. Y ahora hay un momento interesante porque están pasando cosas serias y yo creo que hay que tomárselo en serio también, ¿no?
P. ¿Son buenos tiempos para el rock del Manzanares con Carmena como alcaldesa?
R. Yo no lo sé. Yo creo que el rock’n’roll siempre ha funcionado. Es una historia que suele estar al margen de lo que se vende y la gente a la que nos gusta nos lo pasamos bien a pesar de todo. Ahora mismo en Madrid hay una especie de euforia porque ha habido un cambio importante y además nos hacía mucha falta ¿no?. Entonces bueno, vamos a ver, hay que dar tiempo a ver qué pasa y cómo se enrrolla la historia. El ambiente es optimista, así que que no se pierda la historia.
P. ¿Sigues loco por incordiar pase lo que pase o ya se han atemperado los ánimos?
R. Bueno, siempre he tenido un poco de ironía en ese aspecto. Sí, me gusta dar la brasa y chinchar pero ya soy muy mayor también y he perdido un poco la energía (risas).
P. ¿Cómo se ve y se padece la crisis desde Carabanchel?
R. Pues se sufre mucho porque es un barrio obrero donde no se nos mira. La gente lo pasa mal, hay mucho inmigrante. Yo creo que en todas las ciudades hay zonas así, lo que pasa es que un barrio como Carabanchel en Madrid es un barrio de 300.000 habitantes. Se multiplica el problema por ese mogollón de gente, pero hay bastante ilusión ahora porque van a cambiar las cosas y yo espero que sea así, que vaya la cosa mejor. Vamos a ver porque tampoco está tan claro, por otro lado.
P. ¿Entiendes que Ley mordaza criminalice la paralización de un desahucio?
R. Me parece infame. Yo ya viví una época parecida con la Ley de vagos y maleantes de la dictadura, Cucharada tenía una canción dedicada a esto [Social peligrosidad], y que volvamos a esto me parece un retroceso mental que no viene a cuento. Es tan exagerado lo que está pasando que en algún momento hay que darle la vuelta, por eso hay que ser optimistas. Un país como España en el siglo XXI, que vaya para atrás como los cangrejos es que no me lo explico.
P. ¿Qué opinas del referendum griego y de la actitud de la UE?
R. Hay un gobierno de izquierdas que no apetece en general y lo están acogotando porque no interesa. Está claro que nos hemos entregado a la Troika esta que se han inventado y no valen historias, no perdonan. Yo no tengo conciencia de cómo se ha creado el problema de Grecia, está claro que no lo ha creado este gobierno al que le están pidiendo responsabilidades. Pero a mí lo que me duele es que no le den bola a un gobierno que no cuadra con la media general, y es para crear un precedente porque aquí vamos un poco detrás y me parece bastante feo. Aunque confieso que no tengo demasiada información, la sensación que tengo es ésa.
P. ¿Lo que más aprendiste en la etapa de Leño?
R. Lo que aprendí fue la profesión en general porque he sido muy mal estudiante y empecé a tocar de oído, empecé en el Conservatorio y lo dejé porque aquello me parecía muy serio y demasiado estricto. Yo quería tocar a mi aire y he ido aprendiendo a base de carretera, de kilómetros, de escenario, de ver a gente de todos los colores… y yo creo que eso te enseña al final. No sé, creo que lo que más me ha influenciado es el hecho de viajar y tocar y tocar y tocar durante más de 40 años.
P. ¿Eres tan coherente con tu manera de vivir como proyectas?
R. Yo creo que sí, y de alguna forma es algo por lo que se me valora y de lo que me siento orgulloso. El haber mantenido mi forma de ser sin dar palos de ciego ni apuntarme al carro al que alguna vez he tenido oportunidad. Prefiero hacer lo que me gusta y lo que me sale del alma y hasta donde llegue llegó.
P. ¿Los viejos rockeros nunca mueren?
R. Nos morimos todos, los viejos, los rockeros, los que no son viejos algunos y los que no son rockeros también. Lo que pasa es que es nuestra vida, y como cualquiera en otra profesión, tenemos que llegar a la jubilación, a mí ya me queda poco. Aunque espero aguantar un poco más porque es muy difícil quitarte de enmedio. La inercia te lleva a aguantar hasta reventar.