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La dignidad del descendiente catalán de Moctezuma

Jordi Soler y Marta Jiménez en la Feria del Libro | ÁLVARO CARMONA

Jordi Soler y Marta Jiménez

El escritor Jordi Soler presenta en la Feria del Libro ‘Aquel príncipe que fui’, un retrato mordaz, realista y delirante de la España franquista

Fue hace unos años. El escritor mexicano de ascendencia catalana Jordi Soler acababa de dar buena cuenta de un almuerzo pirenaico y se encaminó con unos amigos a dar un paseo para hacer la digestión. En estas que el camino terminó en un pequeño pueblo en lo alto de un pico. Se llamaba Toloriu. Cuatro casas y una iglesia destruida en tiempos de la guerra civil. Apenas quedaba nada más que los arranques de los muros y una placa en francés: “La princesa Xipaguazin Moctezuma, hija del emperador mexicano y esposa de Juan de Grau, barón de Toloriu, murió en el año 1537″.

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Rita Rutkowski: “He tenido que escuchar muchas veces que pinto como un hombre”

La pintora nacida en Londres, de padres polacos, criada en Nueva York y residente en Córdoba desde hace más de medio siglo, Rita Rutkowski Wulfsztadt, escoge el Museo de Bellas Artes para encontrarnos una fría mañana aún de otoño. Es temprano y queremos estar a solas con ella, antes de que lleguen los primeros visitantes, ante su óleo Imágenes en la calle (Street images), que cuelga en la sala de arte contemporáneo. Una pintura que forma parte de las obras donadas por Rita al museo. Al llegar, el director, José María Palencia, la hace feliz al comunicarle que en primavera habrá una exposición monográfica con algunas de estas obras. “Será un gran regalo de cumpleaños”, expresa la pintora que cumplirá entonces 83 años.

METRÓPOLIS



¿Es Córdoba una metrópoli? Para los que viven sobre y bajo su superficie me temo que no. Si embargo, para el Canal Arte, una emisora cultural de televisión de referencia europea, parece que sí. Todo un antídoto para evitar instalarnos en el desencanto. Dicho canal emitirá mañana un reportaje sobre la corriente artística contemporánea que fluye en nuestra ciudad, casi siempre de forma subterránea, pero que en estos tiempos viene tan crecida como el Guadalquivir. Y si algo ha descubierto Arte de Córdoba como metrópoli –así pero en plural se llama el programa donde pasarán el reportaje para después colgarlo en la red- es que su capacidad de influir es proporcional a su título de capital de la ruina.

Manfred (no podía llamarse de otra forma) Heinfeldner, el responsable del equipo televisivo que ha grabado en Córdoba, calificó el centro anteriormente conocido como C4 de “ruina moderna”. Maravillosa descripción para un edificio que tiene el destino pegado en su blanca frente, añadiendo que cosas así no existen ahora ni en Francia ni Alemania (no tengo muy claro si refiriéndose al centro o a su ruina). Pudiera ser una críptica llamada de atención a esa cultura independiente de la ciudad que no debería permitir la ruina contemporánea por muy bien que nos haya ido con otras ruinas.

Precisamente un grupo de este lobby Indie ha protagonizado esta semana la acción más hilarante del momento, una nueva vacuna al desencanto a través de la risa. La cosa ha tenido al cartel de mayo como protagonista, la nueva polémica bizantina cordobesa, en el que se ve a un maromo hiperrealista caminando por una callejuela de la metrópoli con todos sus avíos folclóricos. Un cartel hecho por una mujer y con un hombre en la portada, para variar, que está generando más pelotera que el sempiterno de la gitana con peineta a la grupa del caballo. Cosas de la vida. El tuneado del cartel se puede ver en Facebook (mi favorito es el maromo convertido en Kim Jong Un, pero también aparece con la cara de Nieto o Sandokán) aunque lo que me ronda es que en esta ciudad las risas siempre van hacia los OTROS y nunca hacia uno mismo y/o sus satélites. Y la autorisa es muy moderna.